Cómo comenzó todo:
El día 27 de diciembre de 2000, el sacerdote Jesuíta Rodrigo Ospina Vélez, acompañado de un grupo de personas, visitó el barrio Bello Oriente situado en la comuna Nororiental de Medellín con el propósito de conocer las necesidades de los campesinos desplazados por la violencia. Con el paso de los días muchas familias nos abrieron las puertas de sus ranchos y de sus corazones; así pudimos conocer las desgarradoras experiencias de niñas sometidas no solo al flagelo del hambre, sino además expuestas a constantes peligros físicos y morales." Llévense a mis hijas", nos suplicó una madre. En ese momento no atinamos una respuesta; pero ya tenemos una solución a esa madre y a sus hijas, sin tener que separarlas. Una respuesta de amor, un sí que con la ayuda de la Providencia Divina, se hará realidad en la fundación Ángel de la Guarda, porque nos pusimos en las manos amorosas de Dios.