Bien… la de este restaurante es una delicia. VARADERO es un restaurante que vive de fiesta. Una vez pasas la puerta te olvidas del mundo y entras en un estado de celebración y gozo absoluto.
Los platos, todos caribeños, pasan casi bailando bajo tus narices: arroces, cazuelas, pescados y tostones; al fondo, el carnaval (aunque no haya carnaval), revienta los tambores y te pone a sabroseá.
Pedí el tocino y el choclo de langosta, como el más perfecto y pinchado desgranado que haya probado, y su aire atrufado. Y pa subirle el volumen a la experiencia, una pancha y gran cazuela con langostinos, más langosta y mejillones… no se imaginan la dulzura y la grandura del bendito plato… a Varadero, siempre querré regresar.