A pesar de dar sobre la 10, el lugar estaba oculto, muy oculto de la mirada curiosa de los transeúntes ¿qué será? ¿qué esconden allá atrás? Subí las empinadas y obscuras escaleras para descubrirlo: tras las matas, las cabezas de animales, la penumbra y las luces casi apagadas, descubrí una vieja casa, con su horno de piedra, sus paredes de tabla y un arrume de antiguas galas… “una destilería oculta en la selva”, le susurré a Aleja mientras iba siendo jalado por sus aromas a coco, jengibre, panela y ron!
“Este es uno de los restaurantes más hermosos que he visto en el país”, repetí mientras iba sentándome en la mejor mesa y en la más curiosa de Medellín: al borde del tercer piso, mirando hacia la calle, bajo el enorme árbol y de espaldas al salón!
SEVICHE de CHICHARRÓN:
Eso escogí del menú. Una enorme bandeja atestada de gruesos cortes del más delicioso chicharrón, no lo había visto tan grande ni tan gustoso (800g), revelando sus 3 sabrosas texturas: muerdes para atravesar la crocante piel, la cremosa grasita, la carne rejugosa y reblanquita. Toda una experiencia resultó este gordito y brillante chicharrón!
Llegó embebido en una ácida y picosa leche de tigre, cundida en cebollitas moradas, en pimientos coloraos, en aguacate, maíz y más cilantro cimarrón! El mordisco, el cielo… los apretujones del jengibre, el pique y el limón domados por el hierro dulzón de su suave y divina grasita! Muchas horas de horno, de fuego y piedra hasta alcanzar uno de los chicharrones más sabrosos, sorprendentes y gustosos de cuantos he comido en estas tierras!
Y hasta muy económico resultó ser, porque de sus 800g comen hasta tres, golosos y buena muela… y les juro que hasta dejan!
Alambique
Carrera 41 no 10-06